(Audio de la interpretación tardío) …para poder instrumentar varios
de los mandatos de la Cumbre. Evidentemente tenemos nuestra
preocupación con el creciente reconocimiento del papel de la mujer
en puestos de liderazgo y de servicio público, pero igualmente
teníamos los desafíos en los servicios de salud, en especial nuestro
combate contra el VIH-SIDA, y evidentemente los logros que hemos
tenido en el sector de la educación.
Desde que salimos de la Cumbre de la ciudad de Québec los países
en la región han utilizado los mandatos para poder dar consecución a
las medidas con esfuerzos de colaboración para poder alcanzar
estos mandatos para el desarrollo social de los pueblos del
hemisferio.
Y, por ejemplo, en el sector de educación creo que el Caribe, así
como el resto de los países en el continente americano comparten el
objetivo de que ninguno de nuestros niños quedará rezagado y fuera.
De hecho en este contexto mi país fue pionero en asegurar acceso
equitativo y universal, tanto a educación primaria como a educación
secundaria, y en estos momentos estamos nosotros instrumentando
varias iniciativas para asegurar que haya educación temprana a los
niños, a todos aquellos que tienen menos de cinco de años de edad.
Pero a pesar de todos estos logros, señor Presidente, los desafíos
continúan siendo enormes, y estos desafíos, en los cuales
reconocemos la necesidad de hacer frente a los mismos, y para los
cuales debe haber un enfoque de colaboración en el hemisferio,
incluyen los siguientes.
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En primera instancia tenemos niveles bajos de desempeño en
idioma, en artes, en matemáticas, en ciencias. Reconocemos que
estos son los cimientos en las áreas temáticas y materias básicas, si
es que habremos de comunicarnos los unos con los otros en el
hemisferio con el resto del mundo, y también instrumentar nuestros
objetivos para que ciencia y tecnología lleguen a manos de los
hombres y mujeres comunes y corrientes en el hemisferio.
Tenemos el desafío de capacitar a nuestros maestros y enfermeras,
quienes han sido reclutados de los países más desarrollados,
después de que nosotros en el mundo en desarrollo, en los países
más pequeños, tenemos tanto que hemos invertido en la educación y
la formación de estos profesionales.
Igualmente, tenemos las condiciones inalcanzables para la
tecnología, incluyendo la disponibilidad de computadoras, programas
educativos, así como acceso a Internet que se tiene en los países en
desarrollo, y que evidentemente no es la misma experiencia que
encontramos en los países avanzados.
Y tenemos formación de capital que se requiere, para lo cual
tenemos el problema de la formación de capital, que exige de
competencias ocupacionales necesarias en áreas vocacionales y
técnicas, pero estas áreas que requieren de grandes inversiones en
equipo, así como de otro apoyo educativo, no se tienen a disposición
en nuestros países menos desarrollados.
Esta inversión a menudo parece ser sumamente onerosa para
nosotros los pequeños estados miembros. Creo que los países en
desarrollo en este hemisferio, si habremos de participar
efectivamente y compartir la prosperidad que surge en el hemisferio,
debemos diseñar, debemos instrumentar estrategias correctas para
poder hacer frente a lo anterior, y en este sentido CARICOM cuenta
con varias iniciativas que ya se han instrumentado o en una etapa
inicial de instrumentación. Y esto se incluye en evidentemente el
centro patrocinado de la excelencia, patrocinado por el gobierno de
los Estados Unidos en la formación de maestros para el Caribe y
para América Latina.
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Igualmente tenemos la iniciativa de México-CARICOM, que tiene que
ver con formación de recursos humanos, y varios otros, relaciones
bilaterales que los miembros del CARICOM buscan con Chile, con
Cuba y con Costa Rica.
En el sector de la atención de la salud reconocemos que hay varios
objetivos específicos que debemos alcanzar. Debemos nosotros
alcanzar la reducción, por ejemplo, en mortalidad infantil, debemos
asegurarnos que haya mejoras en la salud materno-infantil, que haya
mejoras igualmente en la salud mental, pero creo que el combatir al
VIH-SIDA de hecho es el gran desafío único en el tema atemorizante
al que hacemos frente aquí en nuestro propio desarrollo social.
Si me permite, señor Presidente, durante un par de segundos más
quisiera compartir con ustedes algunas estadísticas sobre este
problema en la región del Caribe. El Caribe es el segundo lugar,
después del sur de África, al sur del Sahara, como la región más
afectada por VIH-SIDA, el total de las personas que viven en el
CARICOM, en los países de la región, 447 mil personas están
afectadas por este padecimiento, y las muertes por VIH-SIDA siguen
en la actualidad en 42,500 personas. La cifra de huérfanos es de 251
mil.
Reconocemos que las mujeres tienen mayor riesgo de contagiarse
de VIH-SIDA, tanto en condiciones biológicas como sociológicas, e
igualmente físicamente están mucho más expuestas, son más
vulnerables y a menudo no tienen ningún poder o casi ninguno para
poder negociar sexo seguro con sus socios. Hay muchas mujeres
infectadas por VIH-SIDA, y aumenta, así como el número de niños
quienes ahora nacen con infección de VIH-SIDA. En la actualidad en
el Caribe 18.2 por ciento de casos de VIH-SIDA ahora se encuentran
entre nuestros niños en las Islas Vírgenes Británicas, 18.2 por ciento,
8.8 por ciento en Antigua y Barbuda, tenemos 8.4 por ciento en las
Bahamas, 7.2 por ciento en Trinidad y Tobago.
Y el VIH-SIDA está en epidemia, habrá de aumentar la prevalencia
de la pobreza que se ha mencionado esta mañana debido al impacto
que tiene en los hogares así como en las economías.
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Recientemente un estudio de la Universidad de las Antillas
Occidentales predijo que el costo total, directo e indirecto, de la
epidemia en el Caribe, alcanzaría 80 millones de dólares para el año
2020.
Señor Presidente, creo que es importante subrayar la importancia
que nosotros hemos dado en el Caribe, hemos dado pleno apoyo
político y compromiso para combatir esta pandemia. De hecho en
1998 el grupo de trabajo sobre VIH-SIDA del Caribe se estableció
para iniciar el desarrollo de un esfuerzo coordinado multisectorial,
como una respuesta ampliada a la epidemia de VIH-SIDA en la
región.
Como resultado de ese grupo de trabajo hemos creado lo que se
conoce como la Asociación Pancaribeña, que ahora está siendo
utilizada como un marco, como un modelo a través del cual otras
regiones pueden emular, y de hecho desarrollar sus propios
programas para combatir la epidemia del VIH-SIDA.
Para concluir, señor Presidente, quisiera subrayar que contamos con
tres áreas que plantean un gran desafío en la actualidad. En primer
lugar tenemos el reto de tener que proporcionar acceso universal a
tratamiento, atención y apoyo para aquellos que han sido infectados
por VIH-SIDA. Reconocemos que aunque hemos alcanzado varias
iniciativas, a través de la reducción en el costo de los medicamentos
antivirales, hay mucho más que aún queda por lograr, tenemos el
desafío de poner fin a la discriminación y al estigma a que ha dado
lugar para todos aquellos que padecen de esta enfermedad, y por lo
tanto hemos iniciado varias iniciativas a través de las cuales los
ministerios del trabajo recientemente han solicitado a la Organización
Internacional del Trabajo a que preste mucha más atención a
aquellas personas en el empleo quienes padecen de VIH-SIDA.
Igualmente tenemos la necesidad de contar con recursos financieros
y recursos humanos, por lo tanto acogemos los ofrecimientos
específicos que se han hecho al Caribe desde que hemos llegado
aquí por países amigos en el hemisferio, aquellos quienes
proporcionan capacitación, formación, aquellos que nos continuarán
proporcionando el financiamiento necesario, en especial para
aquellos de nuestros hijos y adultos que viven con VIH-SIDA.
Gracias, señor Presidente.