Muchas gracias, señor Presidente, es un honor y un placer
encontrarnos aquí en México durante esta Cumbre Extraordinaria. Le
agradezco, a nombre del pueblo de las Bahamas, por todas las
cortesías que han sido extendidas a mi persona y a mi delegación.
Bahamas acoge todos los temas y objetivos de esta Cumbre, está
comprometida al proceso cimero que funge como una mano invisible
llevando al hemisferio hacia lo que son objetivos nobles y
específicos.
Me cabe hablar del tema del desarrollo social. Las Bahamas apoyan
firmemente los objetivos de nuestra declaración, que tiende a
mejorar el desarrollo social de los pueblos de la región. Nos unimos a
otros estados encabezando el camino a través de la educación, de la
inversión y de programas sociales para los indigentes, para los
desfavorecidos, discapacitados y desposeídos.
La mayor parte del presupuesto de las Bahamas se dedica a la
educación, continuaremos invirtiendo en ella, porque consideramos
que la manera de eliminar la pobreza es a través de la formación de
nuestros ciudadanos y del desarrollo del ser humano.
Estamos especialmente preocupados por la necesidad de educación
técnica y vocacional en nuestro país. Reconocemos la necesidad de
tener inversiones importantes en vivienda, la calidad de los distritos
en los que vive la gente y la visión de espacios verdes.
En el ámbito de la salud Bahamas tiene un programa ejemplar para
reducir la mortalidad infantil. En el área de la provisión de salud
nuestro archipiélago, además de lo que ha dicho el Primer Ministro
de San Kitts en cuanto al VIH-SIDA, nosotros también tenemos un
programa impresionante en el combate del VIH-SIDA.
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Me deseo referir en especial al párrafo número 22 de nuestra
declaración, que reconoce el papel de los trabajadores migratorios
en la región.
Las Bahamas luchas con frecuencia con este problema. Tenemos
más de 10 mil millas cuadradas y no contamos con los recursos
adecuados para hacer una vigilancia de todos los movimientos de
personas en nuestra subregión, y en este caso agradecemos a los
Estados Unidos de Norteamérica por habernos proporcionado
valiosa asistencia en ese sentido. Pero cada año niveles
inaceptables de personas, sobre todo trabajadores no calificados,
salen de sus hogares por razones económicas para venir a las
Bahamas, muchos de ellos son inmigrantes indocumentados. Las
políticas en respuesta a este flujo de personas tiene que ser una
combinación de sensibilidad respecto a nuestras obligaciones
internacionales, mientras que se protege al mismo tiempo a la
sociedad de un flujo no reglamentado de inmigrantes.
El desafío que enfrentamos en las Bahamas no es singular, es una
situación que se presenta en mayor o en menor medida en todos los
países en los que una sociedad se encuentra en mejor situación que
otra. Por una parte, el costo de la repatriación hace que los recursos
presupuestarios tan caros se escapen. Por otra parte, estos
migrantes presentan un nicho de mercado y coadyuvan al desarrollo
de nuestras economías.
La declaración contempla el llegar a ese equilibrio, prevé que a largo
plazo una serie de personas indocumentadas en un país es algo
inaceptable, ya que es algo que no es positivo para el desarrollo
ordenado de un país, y que tampoco es un buen augurio para la
seguridad de ningún estado. Por lo tanto creo que nos toca a todas
las naciones del hemisferio el desarrollar un marco convenido para el
flujo ordenado de migrantes hacia nuestros países, reconociendo la
responsabilidad del estado del que provienen, así como la del estado
receptor.
La política pública no debe de afectar o dar cabida a la violación de
los derechos de sus trabajadores, dando cabida a políticas de
regreso de acuerdo con las normas establecidas. La regularización
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implicará una contribución a las bases impositivas de nuestros
países, con acceso sobre una base legal a todos los servicios que
suministra un país a sus residentes.
El Presidente de las Bahamas se compromete a continuar trabajando
dentro de este marco dual, pero considera a la vez que la solución a
estos impactos migratorios tan sólo se podrá dar cuando las
economías de los países cuenten con un nivel de desarrollo social y
de buena gobernabilidad que permita detener y eliminar la pobreza,
creando un nivel de vida sustentable.
Considero que ese desafío es viable, pero es un desafío, señor
Presidente, que requerirá de la cooperación de todos los que
habitamos en este hemisferio, ya que no podemos hacerlo por
nosotros mismos.
Muchas gracias.