Muchas gracias, presidente. Yo voy a ser breve.
Panamá reconoce la importancia de este encuentro extraordinario
que nos brinda a todos la oportunidad de valorar los logros
alcanzados desde nuestra reunión de Québec y adoptar los planes
que nos permitirán fortalecer el esfuerzo hacia una sociedad más
próspera y equitativa.
Dentro de los esquemas regionales que en buena medida están
marcando el rumbo en el desarrollo de nuestros pueblos, sentimos
que hemos avanzado significativamente tanto en lo que corresponde
al diseño de una economía más disciplinada y eficiente como mejor
encaminada al combate, sobre contra la pobreza.
No obstante, es evidente que los problemas de arrastre de nuestras
economías y sociedades constituyen una carga difícil de atender,
sobre todo si no cambiamos modelos de desarrollo obsoletos y
destinados más al sostenimiento de la brecha entre ricos y pobres,
que a la consecución de una mayor equidad social.
Los nuevos esquemas económicos nos exigen eficiencia y
productividad. Sin embargo, cómo es posible sostener esta demanda
sobre hombres y mujeres que no cuentan con las herramientas
básicas de una educación moderna para sus hijos, de servicios de
salud adecuados, de vivienda, de medios de transporte o de un
mínimo de seguridad ciudadana.
Creo que los gobernantes nunca debemos dejar de caminar por las
comunidades pobres que visitamos en campaña para no olvidarnos
de aquellos que salen a buscar el sustento diario en compañía de
sus hijos, porque no tienen con quién dejarlos.
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¿Cómo podemos ser productivos y eficientes si llevamos tan pesada
carga de pobreza?
Esa realidad me impuso a promover lo que denominamos un proceso
de desarrollo económico, con inversión en capital humano. ¿Qué
significa esto?
Simplemente potenciar nuestras capacidades de desarrollo sin
descuidar la necesidad de mejorar significativamente las condiciones
de vida de los más pobres, lo cual de ninguna manera puede ser
considerado un contrasentido.
En este periodo, a la vez que actualizamos los programas
educativos, hemos incrementado significativamente los programas
de nutrición infantil escolar, logrando que cada niño panameño en
edad escolar en todo el territorio tenga diariamente una comida
completa, suficientemente nutritiva para su sano crecimiento.
A la vez que fomentamos la productividad en el campo, hemos
organizado y financiado cientos de granjas de producción
autosostenibles, que hoy son entes productivos. Al tiempo que
exigimos a nuestros industriales mejorar cualitativa y
cuantitativamente su producción.
Hemos fomentado la micro y pequeña empresa generando una
importante actividad económica que da sustento a la inversión
extranjera, al turismo, al sector terciario y genera una nueva
dinámica en la economía nacional.
El combate contra la pobreza constituye sin duda el principal reto del
mundo y es tan importante que de él depende incluso el
sostenimiento de algunas democracias y de la paz social.
Así lo hemos entendido y por ello nuestras naciones están luchando,
haciendo los cambios estructurales que demandan los nuevos
paradigmas del desarrollo, pero para ello también necesitamos del
apoyo y solidaridad de las naciones desarrolladas.
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Por ello aplaudimos y nos alegramos de la decisión adoptada para
con la hermana República de Nicaragua respecto a su deuda
externa. Este es tal vez el más importante obstáculo a nuestro
desarrollo, es un tema que tenemos que atender con urgencia pero
con buena voluntad y verdadera solidaridad.
Muchas gracias.