Muchas gracias señores presidentes.
Mi país, Ecuador, al igual que todos los pueblos de América Latina,
traen a cuestas una indescifrable paradoja: son inmensamente ricos
y hermosos porque la naturaleza fue pródiga al dotarlos de todos los
bienes materiales y espirituales que se puedan desear.
Sin embargo, la realidad socioeconómica que viven sus habitantes
refleja enormes brechas de inequidad que se ponen de manifiesto en
la dramática diferencia entre los pocos ciudadanos que tienen
muchos bienes, hasta el exceso, y los millones y millones de seres
humanos que tienen muy pocos bienes, hasta la pobreza extrema.
Las causas de los males que nos agobian de hecho no son
naturales, pues América, desde Alaska hasta la Patagonia, siempre
fue el continente de la riqueza y de la esperanza, y se hizo grande en
lo humano por haber acogido generosamente a viajeros de todos los
pueblos del planeta.
¿Pero cómo podemos hablar de gobernabilidad democrática con
altísimos porcentajes de pobreza, de exclusión, de marginación?
Es indudable que las naciones americanas hemos avanzado en
gobernabilidad democrática, pero no lo suficiente. ¿Cuáles son los
obstáculos, cómo fortalecer la gobernabilidad democrática?
Definitivamente existen problemas generales y particulares de cada
estado que afectan la gobernabilidad democrática.
De entradas debemos de afirmar que en una auténtica democracia
para que haya gobernabilidad la economía debe estar al servicio del
pueblo, jamás al revés.
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¿De qué nos sirve un buen manejo de la macroeconomía si la
población no puede satisfacer las más elementales necesidades que
la agobian diariamente? ¿De qué nos sirve el crecimiento económico
si no podemos reducir la inequidad y la pobreza?
Uno de los principales obstáculos que afectan a la gobernabilidad
democrática es el abultado pago que nuestros países realizan por los
servicios de la deuda externa.
¿Qué podemos hacer al respecto? Es necesario lograr cada vez
mayor sensibilidad de los países acreedores de la deuda externa,
alcanzar acuerdos voluntarios de reducción de los pagos de la deuda
con los acreedores privados, fortalecer los canjes de los pagos de la
deuda externa por proyectos de inversión social; mayores espacios
de gasto en nuestros presupuestos para invertir en el sector social y
productivo y en obras de infraestructura básica.
Mi pedido de apoyo frontal a los Estados Unidos, el hermano mayor,
para la solución de este gravísimo problema de los hermanos
menores.
Nosotros por nuestro lado seguiremos haciendo este gran esfuerzo
por solucionar el problema de la pobreza.
La corrupción es el enemigo número uno de la democracia en
general, y de la gobernabilidad en particular. ¿Cómo mejorar la
credibilidad de los gobernantes democráticos? Combatiendo la
impunidad. ¿Cómo combatir la impunidad? Con la despolitización y
la despartidización política de nuestras cortes de justicia, de nuestros
organismos de control; con la cooperación internacional,
homologando las leyes judiciales entre nuestros países, de tal
manera que lo que sea peculado en un país lo sea en todos los
países de América.
El Ecuador aprovecha esta Cumbre para pedir una vez más el apoyo
internacional para extraditar a políticos y banqueros corruptos que
están disfrutando de sus fechorías en varios países de América.
Celebramos, estamos de acuerdo y apoyamos con entusiasmo las
declaraciones y acciones tomadas para combatir la corrupción por
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parte del Presidente Bush, del Presidente Fox y de otros presidentes
aquí presentes. Pero estamos aquí para apoyarnos, para darnos la
mano, y yo pido la ayuda de los Estados Unidos de Norteamérica, de
México, de Panamá, de Costa Rica, de República Dominicana, para
la extradición de políticos y banqueros corruptos que están en esos
países hermanos y que tienen cuentas pendientes con la justicia
ecuatoriana. Tanto o más importante que la extradición de esos
ciudadanos reclamados por la justicia es la repatriación de capitales
hacia los legítimos dueños, los pobres de América.
Si las cumbres no sirven para ponernos de acuerdo y apoyarnos en
estos temas fundamentales, yo pregunto: ¿para qué entonces sirven
las cumbres? ¿Qué respuesta le damos a nuestro pueblo, cómo
pueden ellos recuperar la credibilidad en la justicia si aquí no
conseguimos ese compromiso para combatir con hechos, y no sólo
con discursos, la corrupción?
Para mejorar la gobernabilidad democrática es imprescindible
alcanzar el crecimiento económico y desarrollo humano de nuestros
pueblos. Para ello es necesario un clima de paz, de tranquilidad, de
orden en los países americanos, para atender con mayor facilidad y
recursos las necesidades más extremas de los campesinos, de
nuestros indios, de los pobres de América.
¿Pero cómo atender a los pobres en un ambiente de violencia, de
hostilidad, con narcotráfico imparable, con tráfico de armas criminal,
con un terrorismo internacional creciente? Únicamente con la sólida
unidad continental, con una férrea decisión y voluntad política de los
gobiernos para enfrentar y terminar con el narcotráfico, el terrorismo
y la delincuencia internacional, porque nuestros pueblos hace rato
decidieron vivir y crecer en paz.
Para fortalecer la gobernabilidad democrática debe haber el
compromiso de incentivar un adecuado ejercicio de ciudadanía, con
el sentido de coparticipación y de corresponsabilidad en la toma de
decisiones más trascendentales para enrumbar los destinos de
nuestros pueblos.
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El gobernante legítimamente electo por su pueblo debe estar
permanentemente dispuesto a rendir cuentas a su pueblo y a
escucharlo, para mejorar la gobernabilidad democrática.
Para avanzar en gobernabilidad democrática en América es
prioritario el respeto, la promoción y el fortalecimiento de los
derechos humanos y las libertades fundamentales. Nunca como
ahora debemos consolidar el principio de respeto a la prensa libre,
garantizando la libertad de expresión, de información, de opinión y de
pensamiento.
Es vital promover permanentemente la cooperación jurídica y judicial
entre las naciones del continente, para garantizar la gobernabilidad
democrática, con una administración de justicia independiente,
eficiente y eficaz en la lucha contra el delito nacional y transnacional.
La gobernabilidad democrática tiene que ser robustecida, eliminando
todos los rezagos de discriminación étnica, de género, cultural,
religiosa, social, económica.
Es fundamental resolver los problemas de pobreza y marginación de
los grupos sociales más vulnerables, como son los indios y
campesinos de nuestra América. Esto sólo es posible con la unidad y
cooperación internacional.
No podemos dejar de mencionar que es indispensable garantizar los
derechos de los emigrantes en todos los países del hemisferio. La
democracia y la gobernabilidad tienen una relación muy fuerte con el
medio ambiente, cada vez más deteriorado y por causa de los
cambios climáticos daña nuestros sistemas productivos, ocasionando
mayor hambre, pobreza y desempleo.
La gobernabilidad y la democracia en las naciones americanas se
garantizará con la reducción de la pobreza, de la inequidad y
exclusión social. Para ello también requerimos reformas y
transformaciones profundas de tipo laboral, económico, social y
jurídico que nos permitan mejorar la educación, tener una nutrición
adecuada, mejorar los programas de salud, incrementar los servicios
básicos de infraestructura, tener créditos accesibles para el sector
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productivos en todos los niveles, especialmente de los medianos,
pequeños y microempresarios.
No puede haber gobernabilidad democrática si no fortalecemos las
instituciones democrática; no puede haber gobernabilidad
democrática si no estamos sólidamente unidos los países
americanos para resolver estos y otros problemas que atentan contra
el derecho a una vida con dignidad de los americanos.
Para terminar quisiera hacer una cordial invitación para el mes de
junio, en la primera semana, fecha en la que se realizará en Quito,
Ecuador, la asamblea de la Organización de Estados Americanos, y
uno de los temas centrales justamente será el de la corrupción, para
mejorar la gobernabilidad democrática en nuestros países.
Señor Presidente Fox, muchísimas gracias, señores presidentes,
muchísimas gracias.