Discursos

ALBERT R. RAMDIN, SECRETARIO GENERAL ADJUNTO DE LA ORGANIZACION DE LOS ESTADOS AMERICANOS
DESASTRES NATURALES - DISCURSO DEL SECRETARIO GENERAL ADJUNTO DE LA OEA, ALBERT R. RAMDIN ANTE EL COLEGIO INTERAMERICANO DE DEFENSA

14 de abril de 2006 - Washington, DC


General Huber, Director del Colegio Interamericano de Defensa; señor Embajador Esteban Tomic, Representante Permanente de Chile ante la OEA y Presidente de la Comisión de Seguridad Hemisférica; Señor Subdirector del Colegio Interamericano de Defensa; Señor Jefe de Estudios del Colegio; Miembros de la Junta Interamericana de Defensa y Compañeros Cursantes del Colegio Interamericano de Defensa, invitados especiales, señoras y señores;

En primer lugar quisiera expresar los sinceros deseos del Secretario General Adjunto, Embajador Ramdin, de que este seminario sea todo un éxito y también transmitir sus disculpas por no poder hacer esta presentación él mismo en persona como el hubiera deseado. El Embajador Ramdin tenía previsto estar con ustedes hoy aquí, pero desafortunadamente tuvo que partir a Brasil en representación del Secretario General para inaugurar una reunión de la OEA, por lo tanto, es para mi un honor representarlo y poder estar nuevamente de regreso en el Colegio.

En su nombre, y en nombre de la Organización de los Estados Americanos, les agradezco la oportunidad de dirigirme a este seminario sobre desastres naturales y emergencias.

El liderazgo de la Organización está unido en su compromiso y en sus esfuerzos por incrementar la cooperación en el área de preparación para casos de desastre, reducción de desastres y la gestión de riesgos. El Secretario General y el Secretario General Adjunto han dejado clara su decisión de incrementar la importancia que se le asigna al área de los desastres naturales en el marco de la Organización de los Estados Americanos y están empeñados en promover la sensibilización, sinergias y colaboración en esta área.




En ese sentido, nos complace la organización de este seminario por lo que me permito felicitar al General Huber y a sus colegas en la Junta y en el Colegio por la realización de esta importante reunión. Esto va muy en línea con el propósito y funciones que se le asignan a la JID en el Estatuto que fue aprobado por la Asamblea General la semana pasada. De hecho, el artículo 3 (k) menciona como una de las funciones específicas de la Junta la de prestar a los Estados Miembros de la OEA servicios de asesoramiento técnico y consultivo en actividades de auxilio y asistencia humanitaria en casos de desastres. Desde ya, y en su calidad de entidad de la OEA, quedan invitados a ser participes de los esfuerzos de la organización en este campo, algunos de los cuales me referiré en unos momentos.

Reconocimiento al Embajador Tomic por su papel en la aprobación del Estatuto de la JID .....

Sin embargo antes de pasar a lo específico sobre el role de la OEA y del sistema interamericano en los desastres y emergencias, primero quisiera poner las cosas en contexto.

Creo que para nadie es un secreto que debido en parte a su geografía y al subdesarrollo, la región de las Américas es muy propensa y vulnerable a los peligros naturales. En la década de los años 90, importantes desastres naturales en la region de América Latina y el Caribe afectaron a más de 40 millones de personas, causaron más de 20.000 millones de dólares en daños y segaron la vida de más de 45.000 personas. En 2005, la temporada de huracanes fue una de las más violentas en la historia. Durante ese año, hubo más tormentas conocidas por su nombre y huracanes de categoría cinco que en cualquier período anterior. De hecho, se acabaron las letras de nuestro alfabeto para darle nombre a los huracanes y se tuvo que usar el alfabeto griego. Los costos directos para el sector de seguros, estimado en $50.000 millones, rompió todos los récord anteriores, mientras que los costos directos e indirectos para los individuos, la infraestructura pública y los gobiernos en el Caribe, América Central y, por supuesto, en Estados Unidos, fueron mucho más altos.

Mientras que dos décadas y media atrás, los desastres naturales en este Hemisferio se consideraban una excepción, hoy en día, lamentablemente, debemos aceptar que eventos tales como los observados durante la catastrófica temporada de huracanes del año pasado son más bien la regla. Desafortunadamente ya no es cuestión de probabilidades. Ahora la pregunta ya no es si habrán huracanes este año, sino qué cuántos y que tan catastróficos serán.

La temporada excepcionalmente activa del año pasado puede incluso sugerir una tendencia a largo plazo, en la que sigan aumentando la frecuencia, la imprevisibilidad y la gravedad de las tormentas tropicales y los huracanes. Esto se ha convertido ahora en tema de intensos debates entre científicos, pero aún más importante, específicamente entre los meteorólogos, es la cuestión de si la reciente y alarmante ocurrencia de estos fenómenos naturales, junto con un calentamiento récord de la atmósfera de la tierra y un declive significativo del hielo marino en la región ártica y la región antártica, presagia impactos de cambio climático a largo plazo.

Lo que sí sabemos, de las estadísticas recientemente publicadas por la NASA, es que el 2005 fue el año más caliente registrado en un siglo y que los cinco años más calientes registrados durante los últimos 100 años fueron 2005, 1998, 2004, 2003 y 2002 respectivamente.

Las lecciones de 2005 son claras – los desastres naturales afectan a todos los países, ricos y pobres, grandes y pequeños, del norte y del sur. Los desastres naturales no son anomalías únicas y, por lo tanto, contrariamente a lo que ocurría antes, cuando los desastres eran prácticamente vistos de forma aislada, ahora deben considerarse dentro del contexto de la relación entre el desarrollo económico, los imperativos de la planificación financiera y la preparación para casos de desastre. Esta relación debe estar claramente definida y debe desarrollarse de una forma sistémica e integrada.

El respiro del que disfrutamos ahora no debería darnos un falso sentido de seguridad, especialmente porque la próxima temporada de huracanes se nos viene encima en menos de tres meses. Debemos utilizar estos momentos de calma para fortalecer las políticas nacionales sobre mitigación de riesgos y peligros naturales, sobre la reducción de la vulnerabilidad y la preparación para casos de desastre. También deberíamos prestar atención a las tendencias en los modelos de pronósticos sobre cambios climáticos, los cuales durante más de una década han demostrado tener una exactitud alarmante y ahora sugieren que la temporada del 2006 puede ser similar a la del año pasado y que esta tendencia puede continuar hasta fines de esta década. Y no pensemos que solamente me estoy refiriendo a los huracanes. Tenemos que recordar también que buena parte de nuestros países están ubicados en zonas telúricas y también, por su topografía son propensos a deslaves e inundaciones.

Dada la vulnerabilidad de nuestro Hemisferio a pérdidas catastróficas debidas a los desastres naturales, los países deben integrar sus políticas con el fin de mejorar la preparación para casos de desastre, así como la respuesta a los mismos. Los Estados Miembros de la OEA deben invertir más en la gestión y mitigación de riesgos a través de legislación y políticas que aborden la etapa de intervención en casos de emergencia, rehabilitación y reconstrucción después del desastre; identificación, reducción y transferencia de riesgos. Ello ayudará a las personas encargadas de adoptar decisiones a encontrar las medidas y soluciones apropiadas. La preparación para casos de desastre debería incluir el desarrollo de sistemas de alerta temprana, la zonificación y el uso apropiado de la tierra, el establecimiento de normas comunes de ingeniería y códigos de construcción; la educación de la población nacional; el incremento de la solidez de las casas, los hospitales, las escuelas y otra infraestructura pública esencial, tanto las nuevas como las existentes.

La implementación de este tipo de políticas ha probado ser la diferencia. Les pongo el ejemplo de Grenada que quedó devastada por un huracán el año pasado. Si la memoria no me falla, alrededor del 90% de las estructuras sufrieron daño. Lo interesante es que la OEA tenía un proyecto en el que se construyeron estructuras siguiendo códigos de construcción apropiados y esas estructuras sobrevivieron mientras que las vecinas que no, no resistieron.

Creo que los países de las Américas están empezando a entender la importancia de hacer la transición de los enfoques basados en la intervención en casos de emergencia a una evaluación y concienciación más global de su propia vulnerabilidad, así como el convencimiento que la mejor forma de ser efectivos en la mitigación es a través de una buena preparación. Reconocer eso es fundamental para romper el ciclo de reconstrucción y permitir a los gobiernos centrarse en promover el desarrollo de sus pueblos.

Algunos países aguardan con interés trabajar más estrechamente con instituciones multilaterales como la OEA, y nuestra Organización está lista para desempeñar su papel en esta empresa, y por ello encomiamos al Departamento de Desarrollo Sostenible por el crítico papel que sigue desempeñando en varios Estados Miembros. Seguramente mi colega Pedro Bastidas más adelante elaborará sobre ello. Asimismo, otros países han empezado a tomar medidas innovadoras dentro de su marco jurídico y han adoptado políticas nacionales que abordan este tema. En este sentido, hay una concienciación cada vez mayor de que el ejército nacional se encuentra entre los mejor equipados y en un buen lugar para respaldar los esfuerzos nacionales de Socorro e intervención en casos de emergencia, incluyendo el apoyo a la coordinación de comunicaciones vitales, logística y otras actividades de socorro para casos de emergencia. Dentro de este aspecto la JID y el Colegio pueden jugar un papel muy importante.

Esta mañana, quisiera compartir brevemente con ustedes algunas de las actividades que la OEA ha estado llevando a cabo y cómo estamos trabajando con otras organizaciones y países para hacer frente a los peligros y desastres naturales.

En primer lugar, la Organización ofrece un foro político en el marco del sistema interamericano que puede ser utilizado para destacar la importancia de los desastres naturales y sus implicaciones para los Estados Miembros. Por ejemplo, en la última Cumbre de las Américas en Mar del Plata, Argentina, los Presidentes y Primeros Ministros subrayaron, en sus deliberaciones y declaración, la importancia de los esfuerzos de planificación para casos de desastre y de reducción de riesgos.

Asimismo, vale la pena recordar la Declaración sobre Seguridad en las Américas adoptada por la Conferencia especial sobre Seguridad de México, los Estados Miembros expresaron su “preocupación por los desastres naturales, así como por los originados por el hombre, que afectan a los Estados del Hemisferio y causan daños más profundos en los Estados más vulnerables y que aún no han desarrollado capacidades adecuadas de prevención y mitigación” y se comprometieron a “reforzar los mecanismos interamericanos existentes y a desarrollar nuevos mecanismos de cooperación para mejorar y ampliar la capacidad de respuesta de la región en la prevención y mitigación de los efectos de estos desastres”, a “responder de manera eficaz y rápida a los desastres naturales al fortalecer las acciones e instituciones bilaterales, sub-regionales y multilaterales existentes como el Comité Interamericano para la Reducción de los Desastres Naturales (CIRDN) y, cuando sea posible, utilizar la tecnología y los recursos científicos para impedir que ocurran, así como tomar medidas de adaptación para mitigar sus efectos, tratando de evitar o reducir el daño al medio ambiente, a la infraestructura crítica y productiva, a nuestro patrimonio y, lo que es más importante, a nuestros pueblos”

También dentro de la marco de la OEA se realizará en octubre de este año la primera Reunión Ministerial Interamericana sobre Desarrollo Sostenible. Durante esa reunión ministerial, el tema de los desastres naturales es uno de los puntos principales a debatir.

La OEA también es un foro ideal para propiciar el intercambio de experiencias a distinto nivel. Dentro de este contexto, la JID puede jugar un papel importante para el componente militar y también en la facilitación del intercambio de experiencias

En segundo lugar, la OEA continúa apoyando la colaboración entre las diferentes organizaciones que participan en diferentes aspectos de los desastres naturales. Por ejemplo, a principios de este mes la Agencia Canadiense para el Desarrollo Internacional (CIDA por sus siglas en Inglés) anunció el establecimiento de un fondo regional de $7,2 millones para la reducción de riesgos de desastres para los países del Commonwealth del Caribe. Tras ese anuncio, el Departamento de Desarrollo Sostenible de la OEA – el cual coordina los aspectos técnicos de la labor que realiza la Organización en materia de desastres naturales – celebró una reunión con CIDA, el Banco Mundial, el BID y la OPS para examinar posibles sinergias. Hay oportunidades similares y sustanciales con el reciente trabajo del Banco Mundial para el establecimiento de un Fondo Regional de Seguros para el Caribe; una posible iniciativa regional con el BID en materia de reducción de riesgos; y también el reciente apoyo de la CIDA a la OEA en las áreas de levantamiento de mapas de riesgos o peligros, el fomento de la capacidad en materia de gestión pública para la adopción y cumplimiento de códigos y normas de construcción, y el apoyo para la colaboración interinstitucional.

Algo que es importante mencionar de la OEA en relación con la cooperación, es la posibilidad de poder implementar proyectos nacionales, sub-regionales, regionales y hemisféricos.

En tercer lugar, a través de la importante labor que realiza la OEA a nivel de desarrollo de proyectos y formulación de políticas nacionales, se respaldó el intercambio de información con los países miembros y otros socios. Además, se acogió con beneplácito las recomendaciones y la labor realizada el año pasado por el Grupo de Trabajo sobre la Convención Interamericana para Facilitar la Asistencia en Casos de Desastre, el Fondo Interamericano de Asistencia para Situaciones de Emergencia (FONDEM) y el Comité Interamericano para la Reducción de los Desastres Naturales (CIRDN). Vale la pena repetir una declaración del informe del Grupo de Trabajo que dice lo siguiente: “debemos tener en cuenta el carácter común del fenómeno de los desastres naturales y aplicar efectiva y eficientemente los escasos recursos financieros de nuestros miembros, cooperar con los programas y esfuerzos ya iniciados a nivel nacional y subregional y armonizar nuestra capacidad institucional e idoneidad.” Los recursos son limitados y las necesidades son cuasi-infinitas, por lo que tenemos que ser muy cuidadosos en el gasto y en lapriorización.

Dentro del Marco de la OEA y del Sistema Interamericano existen una serie de instrumentos y mecanismos que abordan el tema de los desastres y las emergencias. Podemos citar a Comité Interamericano para la Reducción de los Desastres Naturales, al Comité Interamericano para Situaciones de Emergencia, al Comité Interamericano de Asistencia para Situaciones de Emergencia y al Fondo Interamericano para Situaciones de Emergencia. Se pueden ustedes imaginar que es difícil la gestión en ese esquema. Por ello, la Asamblea General de la OEA acordó armonizar la relación entre todos ellos y los otros órganos, organismos y entidades de la OEA y el sistema interamericano que tratan asuntos relacionados con los desastres naturales y, en particular, la mitigación a través de la reducción de la vulnerabilidad y la gestión de riesgos, la vigilancia y alerta, la preparación y respuesta para casos de emergencia, la recuperación en casos de desastre y los esfuerzos de reconstrucción.

A través de esa misma resolución se instruyó el establecimiento de un Órgano Consultivo Conjunto de la Comisión de Seguridad Hemisférica y la Comisión Ejecutiva Permanente del Consejo Interamericano para el Desarrollo Integral (CEPCIDI) cuya principal tarea será la creación de un Comité Interamericano Permanente para abordar esos asuntos y desempeñar las funciones de los instrumentos y mecanismos que mencioné antes, el cual estaría compuesto por los órganos, organismos, entidades y mecanismos pertinentes de la OEA y del sistema interamericano.

El Comité Interamericano Permanente desarrollará entonces una metodología de financiamiento especialmente dirigida a la prevención, reconstrucción y recuperación en caso de desastres naturales.

Este órgano consultivo ya se ha reunido en dos oportunidades y estamos muy satisfecho con los esfuerzos que se están realizando para que dicho Órgano pueda cumplir con los mandatos que recibió. Asimismo, sería importante que la JID, en su calidad de entidad de la OEA, participen en este emprendimiento.


Señoras y señores, la reconstrucción posterior a los huracanes ha puesto de manifiesto el importante papel que los gobiernos desempeñan en facilitar la titulación de tierras, en otorgar acceso a créditos para financiar la construcción de viviendas apropiadas y la reconstrucción cuando se estima necesaria. Las cuestiones relacionadas con la reconstrucción posterior a los desastres también ponen de manifiesto la importancia de definir el papel de la comunidad internacional en asistir al gobierno, no solamente durante la etapa de ayuda humanitaria inmediata, sino también durante la programación e implementación de las etapas de rehabilitación y reconstrucción. Los países deberían también desempeñar un papel más directo en la coordinación y la definición de las medidas a seguir y las respuestas apropiadas antes de que ocurran los desastres naturales, así como también las estrategias a seguir una vez ocurran.

Estas pueden variar de país a país. A modo de anécdota les cuento la postura que adoptó un país del caribe ………

Con la experiencia de la última temporada de huracanes en la región, y sus secuelas, quisiera subrayar que las pérdidas estimadas en el Caribe, América Central, México y los Estados Unidos de América son verdaderamente significativas, no solamente en cuanto a su tamaño, sino también en cuanto a nuestras poblaciones, economías y futuro desarrollo. Como lo mencioné al inicio, hemos observado un número cada vez mayor de tormentas que afectan particularmente al Caribe y América Central; y poniendo a un lado el debate y la polémica científica sobre sus orígenes, la realidad es que estos eventos climáticos continuarán, y sin una mejor preparación para casos de desastre y emergencia, sin mejores técnicas de mitigación, unido a la mayor frecuencia y la mayor severidad de estas tormentas, conllevarán más riesgos para las poblaciones, especialmente en los Pequeños Estados Insulares que con toda razón consideran estos fenómenos como amenazas a su seguridad.

En conclusión, creo que los desafíos y oportunidades identificadas por la OEA, la labor del Órgano Consultivo Conjunto y el posterior establecimiento del Comité Interamericano Permanente, junto con el apoyo del comité técnico por medio del Departamento de Desarrollo Sostenible de la OEA, la participación de los organos, organismos y entidades del sistema interamericano y la orientación estratégica en materia de políticas que proporciona el liderazgo de la Secretaria General ayudarán a formular en los próximos meses iniciativas sólidas e integrales para los Estados Miembros.






Para finalizar, permítanme felicitarlos por esta iniciativa y reiterar mi agradecimiento por la invitación que nos hiciera para estar con ustedes hoy aquí y también subrayar nuevamente nuestro compromiso de trabajar con la Junta y el Colegio Interamericanos de Defensa en esta área tan urgente de la preparación para casos de desastres naturales, la mitigación de desastres naturales, la gestión de riesgos, y las actividades de socorro y reconstrucción para casos de desastre.

Muchas gracias.