27 de enero de 2025 - San José, Costa Rica
Señora presidenta de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH), señor vicepresidente, magistrados, amigas, amigos, querido amigo Manuel Ventura. Gracias por estar aquí.
Colegas, desde su ceremonia de instalación el 3 de septiembre de 1979 en San José de Costa Rica, la Corte ha tenido un rol importantísimo en la ejecución de los fines de nuestra Organización.
En el ejercicio de sus competencias contenciosas y consultivas, la Corte no solo ha luchado contra la impunidad y la violación de los derechos humanos en los casos de su conocimiento, sino que, ante todo, ha generado estándares de protección que los Estados Miembros han adoptado con el tiempo en sus ordenamientos nacionales y que se han convertido en guía para la administración de justicia en las Américas y referencia institucional en otras regiones.
Capítulo aparte, obviamente, merece Costa Rica y la Corte por ser el país anfitrión y por su apoyo constante a los principios y valores que animan a la Corte Interamericana. El acceso a derechos es un elemento fundamental para construir justicia en nuestras sociedades. Las sociedades injustas son sociedades fracasadas, decía el filósofo José Antonio Marina.
Y el filósofo señalaba que, obviamente, tenía que ver no solamente con la distribución de la riqueza, sino con el acceso a derechos de la gente.
Vivimos en un continente que busca permanentemente certezas jurídicas. La Corte Interamericana ha sido un bastión al respecto. Ha aportado en cada decisión una comprensión integral y progresiva de los derechos en las Américas. La jurisprudencia de la Corte es diversa y ha acompañado las transformaciones y desafíos que enfrentan los pueblos de las Américas.
Sobre derechos de los pueblos indígenas, derechos de personas de la comunidad LGTBI, el respeto al medio ambiente, en todos estos casos ha marcado estándares cada vez más elevados. El abordaje de casos sobre discriminación y violencia contra la mujer con enfoque interseccional y de género.
En los últimos años hemos sido testigos de casos emblemáticos que han sido referentes tanto a nivel interamericano como a nivel de otros sistemas interamericanos. Tenemos que ver también los nuevos desafíos que enfrentan los derechos humanos en la región. La Corte y el Sistema Interamericano han sido diseñados para las violaciones de derechos humanos que surgen del Estado o que son responsabilidad del Estado.
Hoy, en nuestra región, las principales violaciones de derechos humanos no provienen del Estado. Las principales masacres, secuestros, asesinatos de activistas y periodistas provienen del crimen organizado y de instituciones vinculadas, entidades vinculadas.
Debemos definitivamente profundizar los mecanismos de protección de los derechos humanos por parte del Estado en el Sistema Interamericano para detener esas violaciones de derechos humanos que sufren nuestros pueblos y nuestras comunidades.
Los estándares que ha marcado el Sistema Interamericano y la Corte Interamericana han sido esenciales. Pongo un ejemplo, el caso García Rodríguez y otros, que es un referente para conocer los límites de las figuras de “arraigo” y “prisión preventiva oficiosa”, las cuales han sido consideradas medidas restrictivas a la libertad de naturaleza pre-procesal que vulneran los derechos a la libertad personal, el derecho a ser oído y la presunción de inocencia.
La jurisprudencia de la Corte también vela por derechos al medio ambiente sano, la salud, la vida, la integridad personal, la niñez, el acceso a la información, tal como pudiéramos verlo en el caso La Oroya, que desarrolla el principio de precaución en materia ambiental, el cual se encuentra relacionado con el deber de los estados de preservar el medio ambiente para permitir a las generaciones futuras oportunidades de desarrollo y de viabilidad de la vida humana.
El sistema interamericano debe ser armónico entre sus distintos órganos. Por ello, es loable que las sentencias como la de Viteri Ungaretti, Flores Bedregal, citen instrumentos de “soft law” como la Ley Modelo Interamericana 2.0 sobre acceso a la información pública, la cual fue elaborada por el Comité Jurídico Interamericano y aprobada por la Asamblea General de la OEA.
Asimismo, en el caso de la sentencia “Manuela”, se citan los principios actualizados sobre la privacidad y protección de datos personales, elaborados también por el Comité Jurídico Interamericano. La carta de la Organización de los Estados Americanos establece como uno de sus propósitos el promover y consolidar la democracia. La Corte no es ajena a dicho objetivo.
Y a través de sus sentencias se ha pronunciado sobre casos que afectan los derechos políticos. La inhabilitación administrativa de opositores es tal vez uno de los ejemplos más graves, y la Corte fue clara en los parámetros en su decisión sobre el mencionado caso Capriles. Lamentablemente, vemos que esta violación sigue sucediendo en distintos países de la región.
En cuanto a la función consultiva, destaco el trabajo de la Corte en la opinión consultiva 26 sobre “La denuncia de la Convención Americana sobre Derechos Humanos y la Carta de la Organización de los Estados Americanos y sus efectos sobre las obligaciones estatales en materia de Derechos Humanos”, la cual es enfática en señalar que los estados no se deben desligar de la OEA hasta tanto no hayan dado cumplimiento a las obligaciones de derechos humanos adquiridas, incluyendo las reparaciones ordenadas por la Corte Interamericana hasta la conclusión del procedimiento.
Esta opinión solicita realizar los esfuerzos diplomáticos necesarios para que aquellos estados que se han retirado de la OEA vuelvan a incorporarse al sistema regional. En la opinión consultiva 28, sobre “reelección presidencial indefinida”, advierte que el mayor peligro actual para la democracia de la región no es un rompimiento abrupto del orden constitucional, sino una erosión paulatina de las salvaguardas democráticas que pueden conducir a un régimen autoritario, incluso si este es electo mediante elecciones populares. Por eso, las salvaguardas democráticas deberían prever la prohibición de la reelección presidencial indefinida.
Esta es la última vez que participo en este espacio en mi calidad de secretario general de la Organización de los Estados Americanos. Y he querido aprovechar para mencionar algunos de los más importantes pronunciamientos recientes de la Corte y para subrayar su gran importancia.
La discusión de los temas del derecho y de la aplicación del derecho debe hacerse con más elaboración jurídica y no aplastando al derecho ni a quienes lo aplican. Debo agradecer el papel protagónico que presenta la Corte en nuestro Sistema Interamericano.
Pero lo que significa la Corte esencialmente para la gente en el Hemisferio, para el ejercicio de los derechos por parte de la gente en el Hemisferio. Ustedes lo ven en el día a día. Nunca debemos dar derechos por seguros. Nunca podemos dar las democracias por seguras. Por lo tanto, deben seguir adelante con su labor.
Para defender lo conseguido y para defender los estándares que harán posible más derechos para más gente, que es el único camino posible al desarrollo. El derecho da racionalidad a nuestras vidas, a la vida en común y a la vida de cada una de las personas.
Y la aplicación del derecho, como lo hace la Corte Interamericana de Derechos Humanos, hace a la esencia de consolidar los derechos humanos, el acceso a derechos por parte de las personas en las Américas, porque no hay sociedad que pueda ser mejor, que pueda desarrollarse sin salvaguardar adecuadamente los derechos de la gente.
Gracias.