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Comunicado de Prensa
Oficina de Prensa de la CIDH
Washington, DC / Ginebra—Con motivo del Día Internacional contra la Homofobia, la Bifobia y la Transfobia (IDAHOBIT), un grupo de personas expertas en derechos humanos de la ONU y de organismos regionales* destacó la resiliencia y fortaleza de las comunidades en la lucha contra la violencia y la discriminación basadas en la orientación sexual y la identidad de género.
IDAHOBIT, conmemorado el 17 de mayo, celebra la diversidad sexual y de género y recuerda el trabajo aún necesario para lograr la igualdad, la libertad y la justicia para todas las personas. Al reflexionar la comunidad internacional sobre más de dos décadas de avances y resistencia, el papel de las comunidades —en las escuelas, los lugares de trabajo, redes de fe y más allá de las fronteras— se revela como central para enfrentar la violencia sistémica y construir sociedades inclusivas.
"Hacemos un llamado a los Estados y al sector privado a aliarse con las comunidades, no a vigilarlas. A financiarlas, no a silenciarlas. Y a reconocer que el progreso sostenible no proviene solo de la reforma legal, sino también de las realidades vividas y el liderazgo de quienes más se ven afectados", dijeron las personas expertas. "El poder de las comunidades debe reconocerse como esencial para cumplir la promesa de igualdad para todos."
Las personas expertas señalaron que 2025 marca el 77º aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, un documento histórico que afirma la igualdad y dignidad de todas las personas. Sin embargo, para muchas personas lesbianas, gais, bisexuales, trans y de otras identidades de género diversas (LGBT), estos derechos aún están fuera de su alcance.
La desigualdad estructural, la criminalización y el estigma continúan exponiendo a estas personas a la exclusión, la violencia, los crímenes de odio e incluso a la persecución sancionada por el Estado, incluyendo violaciones graves a los derechos humanos como la tortura y las desapariciones forzadas. La retórica hostil, especialmente hacia las personas trans, genera un entorno propicio para la discriminación y, en algunos casos, la violencia.
La discriminación y marginación de las personas LGBT implica una menor capacidad de toma de decisiones, lo que las hace más propensas a condiciones socioeconómicas inferiores: desde viviendas de menor calidad hasta trabajos peligrosos, peores resultados en salud e incluso una mayor exposición a injusticias ambientales.
"A lo largo del mundo, las comunidades LGBT y sus aliades han permanecido firmes ante la adversidad, demostrando que la solidaridad, la visibilidad y la acción colectiva son herramientas poderosas en la lucha por los derechos humanos", dijeron las personas expertas. "Es a través de las comunidades que se protegen vidas, se restaura la dignidad y se impulsa el cambio."
Las personas expertas expresaron su preocupación por el aumento de medidas legales y políticas en algunos países que atacan a personas LGBT y a quienes defienden sus derechos, restringen las libertades de expresión y reunión, y limitan el acceso al espacio público, lugares de trabajo y servicios esenciales. Las comunidades marginadas -especialmente aquellas que se encuentran en la intersección de múltiples formas de discriminación, como personas con discapacidad, pueblos indígenas, personas negras, migrantes, desplazadas internas y refugiadas- se ven afectadas de manera desproporcionada.
Frente a la creciente estigmatización -particularmente hacia las personas trans- las comunidades LGBT continúan unidas. Los intentos de sembrar división y socavar derechos duramente conquistados deben ser activamente resistidos, con un renovado compromiso con la igualdad y la solidaridad para todas las personas.
"Frente a un espacio cívico en retroceso, el aumento del discurso de odio y leyes restrictivas, las comunidades no solo han perseverado, han liderado", afirmaron las personas expertas. "El cuidado mutuo, los servicios dirigidos por pares, la defensa legal y la movilización comunitaria han sido salvavidas donde las instituciones han fallado."
A pesar de estos desafíos, IDAHOBIT se reconoce ya en más de 130 países y se ha convertido en una plataforma global de visibilidad y empoderamiento. Las comunidades han desempeñado un papel esencial en esa expansión —creando espacios seguros, resistiendo el borrado y afirmando que los derechos LGBT son derechos humanos.
Graeme Reid, Experto Independiente sobre la protección contra la violencia y la discriminación por motivos de orientación sexual e identidad de género; Richard Bennett, Relator Especial sobre la situación de los derechos humanos en Afganistán; Sra. Gina Romero, Relatora Especial sobre los derechos a la libertad de reunión pacífica y de asociación; Nils Muižnieks, Relator Especial sobre la situación de los derechos humanos en Belarús; Vitit Muntarbhorn, Relator Especial sobre la situación de los derechos humanos en Camboya; Elisa Morgera, Relatora Especial sobre la promoción y protección de los derechos humanos en el contexto del cambio climático; Alexandra Xanthaki, Relatora Especial en el ámbito de los derechos culturales; Mary Lawlor, Relatora Especial sobre la situación de las personas defensoras de derechos humanos; Farida Shaheed, Relatora Especial sobre el derecho a la educación; Irene Khan, Relatora Especial sobre el derecho a la libertad de opinión y de expresión; Olivier De Schutter, Relator Especial sobre la extrema pobreza y los derechos humanos; Tlaleng Mofokeng, Relatora Especial sobre el derecho de toda persona al disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental; Balakrishnan Rajagopal, Relator Especial sobre el derecho a una vivienda adecuada; Paula Gaviria Betancur, Relatora Especial sobre los derechos humanos de las personas desplazadas internamente; Cecilia M. Bailliet, Experta Independiente sobre los derechos humanos y la solidaridad internacional; Mai Sato, Relatora Especial sobre la situación de los derechos humanos en la República Islámica de Irán; Nicolas Levrat, Relator Especial sobre cuestiones de las minorías; Claudia Mahler, Experta Independiente sobre el disfrute de todos los derechos humanos por las personas mayores; Tomoya Obokata, Relator Especial sobre las formas contemporáneas de esclavitud, incluidas sus causas y consecuencias; Ben Saul, Relator Especial sobre la promoción y protección de los derechos humanos y las libertades fundamentales en la lucha contra el terrorismo; Marcos A. Orellana, Relator Especial sobre sustancias tóxicas y derechos humanos; Bina D'Costa (Presidenta), Barbara G. Reynolds, Miriam Ekiudoko, Grupo de Trabajo de personas expertas sobre afrodescendientes; Lyra Jakulevičienė (Presidenta), Pichamon Yeophantong (Vicepresidenta), Fernanda Hopenhaym, Robert McCorquodale y Damilola Olawuyi, Grupo de Trabajo sobre las empresas y los derechos humanos; Laura Nyirinkindi (Presidenta), Claudia Flores (Vicepresidenta), Dorothy Estrada Tanck, Ivana Krstić y Haina Lu, Grupo de Trabajo sobre la discriminación contra mujeres y niñas; Gabriella Citroni (Presidenta-Relatora), Grażyna Baranowska (Vicepresidenta); Aua Baldé, Ana Lorena Delgadillo Pérez, Mohammed Al-Obaidi (miembros), Grupo de Trabajo sobre las desapariciones forzadas o involuntarias.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos también se suma a esta declaración.
Para más información y solicitudes de prensa, por favor contacte al mandato del Experto Independiente de la ONU sobre la protección contra la violencia y la discriminación por motivos de orientación sexual e identidad de género (IE SOGI) en: hrc-ie-sogi@un.org.
La CIDH es un órgano principal y autónomo de la Organización de los Estados Americanos (OEA), cuyo mandato se deriva de la Carta de la OEA y la Convención Americana sobre Derechos Humanos. La Comisión tiene el mandato de promover la observancia y defensa de los derechos humanos en la región y actúa como órgano consultivo de la OEA en la materia. Está compuesta por siete miembros independientes, elegidos por la Asamblea General de la OEA a título personal, que no representan a sus países de origen o residencia.
No. 104/25
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