Washington, D.C.- La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) 
	expresa profunda preocupación sobre los números históricos de acciones 
	policiales violentas registradas durante el primer semestre del año en 
	Brasil y su vinculación con la discriminación racial, agravada en el 
	contexto de la Covid-19. En ese sentido, la CIDH hace un llamado al Estado a 
	adoptar una política de seguridad con enfoque ciudadano, así como a combatir 
	y erradicar la discriminación estructural histórica que resulta en patrones 
	desproporcionados de violencia institucional en contra de las personas 
	afrodescendientes y aquellas expuestas a la pobreza y la pobreza extrema.
	 
	Según datos del Foro Brasileño de Seguridad Pública, de enero a abril de 
	2020, hubo un incremento de 31% en la letalidad policial en el estado de São 
	Paulo en comparación con el mismo período de 2019, reportándose 381 muertes 
	a manos de los agentes de seguridad en dicho periodo de 2020.  Por su 
	parte, solo en el estado de Río de Janeiro, de acuerdo con datos del 
	Instituto de Seguridad Pública (ISP), en el periodo de enero hasta abril de 
	2020 se observó un aumento de aproximadamente 9% en el índice de letalidad 
	policial, con 612 sucesos. Además, en ambos estados, se observó un 
	incremento crítico durante el mes de abril, cuando se implementaron las 
	medidas de confinamiento más estrictas. Mientras que, en el estado de São 
	Paulo, la letalidad policial creció un 53% comparado a abril del año 
	anterior, en Río de Janeiro, hubo un aumento de aproximadamente 43% en las 
	muertes provocadas por la policía en el mismo período de 2019.  La 
	gravedad del aumento de las acciones policiales violentas en las favelas de 
	Río de Janeiro, territorios con predominio social de personas 
	afrodescendientes y situación de pobreza, llevó a la Corte Suprema a emitir 
	una decisión preliminar que prohíbe las operaciones policiales en las estas 
	comunidades mientras continúa la pandemia de la COVID-19. La CIDH también 
	señala que el Instituto de Seguridad Pública de Río de Janeiro señaló que, 
	en el último mes de junio, cuando entró en vigor dicha decisión, las 
	llamadas "muertes por intervención de agentes estatales" ha caído un 78%, 
	así como una hubo una queda en el registro general de crímenes violentos y 
	robos en el estado.
	 
	Los datos del Foro de Seguridad Pública de Brasil dan cuenta de que casi 8 
	de cada 10 víctimas fatales de la policía brasileña son de ascendencia 
	africana. La población afrodescendiente, aunque representa el 55% de la 
	población brasileña, los negros representan el 75.4% de los asesinados por 
	la policía. En ese contexto, en lo que  va del año, la Comisión tuvo 
	información de distintos hechos de violencia cometidos por las fuerzas 
	policiales del Estado en el marco de la ejecución de la política de 
	seguridad. Como ejemplo de ello, resalta el caso de una mujer 
	afrodescendiente de 51 años, que fue seriamente agredida el 12 de julio de 
	2020 por un agente policial, acto registrado por un video en el que se puede 
	ver que el agente de la policía le pisa su cuello con la intención de 
	inmovilizarla y, enseguida, la arrastra por el suelo en el barrio 
	Parelheiros, en la ciudad de São Paulo. Esa misma práctica pudo ser notada 
	en un nuevo video grabado el 14 de julio, que muestra cuatro agentes 
	policiales abordando de manera violenta y asfixiando a Jefferson André da 
	Silva, un motociclista afrodescendiente de 23 años, en el marco de una 
	protesta por mejores condiciones de trabajo, desarrollada por repartidores 
	en la zona oeste de la misma ciudad. 
	 
	A su vez, en Río de Janeiro, el 18 de mayo, la actuación de la Policía 
	Federal en conjunto con la Coordinación de Recursos Especiales de la Policía 
	Civil Rio de Janeiro (CORE) habría resultado en la muerte de João Pedro 
	Mattos Pinto, un niño afrodescendiente de 14 años, que fue baleado en el 
	interior de su casa en la región de Salgueiro, Río de Janeiro. La 
	información da cuenta de que, tras su muerte, los presuntos autores de los 
	disparos se habrían llevado el cuerpo del niño en un helicóptero, habiendo 
	estado desaparecido por alrededor de 24 horas cuando fue identificado en el 
	Instituto Médico Legal (IML). En el mismo sentido, la CIDH fue informada de 
	que, al menos, 13 personas habrían sido asesinadas el 15 de mayo, en el 
	Conjunto de favelas conocido como Complexo do Alemão, en Rio de Janeiro, 
	tras la acción conjunta entre las policías civil y militar del estado. De 
	acuerdo con información pública, durante la operación, un policía militar 
	resultó herido por metralla, sin gravedad.
	 
	En reiteradas ocasiones la CIDH ha expresado su preocupación respecto del 
	uso excesivo de la fuerza policial, particularmente en lo relativo a
	los 
	altos niveles de letalidad policial y a
	su 
	impacto desproporcional sobre personas afrodescendientes. Asimismo, en 
	el marco de su visita in loco al país, en noviembre de 2018, la Comisión 
	identificó que, en un contexto de discriminación estructural, las fuerzas 
	policiales también realizan operaciones enfocadas en comunidades pobres y 
	con alta concentración de personas afrodescendientes, sin la observancia de 
	los estándares internacionales e interamericanos de derechos humanos y sin 
	la existencia de mandatos judiciales.
	 
	La Convención Americana sobre Derechos Humanos establece obligaciones en 
	cuanto al derecho a la vida, a la integridad de todas las personas, así como 
	su deber de promover la igualdad y la no discriminación en todas las esferas 
	de actuación. De esa manera, insta el Estado a adoptar medidas de protección 
	eficaces frente a intervenciones de agentes estatales, y a adoptar medidas 
	orientadas a combatir el uso del perfilamiento racial de personas 
	afrodescendientes y de otras prácticas discriminatorias explícitas o 
	implícitas por motivos de origen étnico-racial o situación socioeconómica, 
	que resulten directa o indirectamente en amenazas al derecho a la vida. 
	 
	En cuanto al perfil de las víctimas, la Comisión Interamericana reafirma que 
	estos no son hechos aislados de violencia, sino que hacen parte de un 
	proceso histórico y estructural de discriminación basado en el origen étnico-racial 
	y social, que se manifiesta de manera sistemática. La Comisión observa que 
	estos graves delitos se enmarcan en un contexto de impunidad histórica y de 
	insuficiente rendición de cuentas por parte del sistema de justicia penal y 
	de las instituciones policiales, respectivamente.
	 
	La Comisión señala que el racismo policial es parte de un contexto de 
	impunidad histórica y de rendición de cuentas insuficiente por las prácticas 
	de abuso por parte de la policía, y también parte del sistema de justicia 
	penal como por las propias instituciones policiales. La Comisión considera 
	necesario fortalecer las capacidades estatales del sistema de justicia penal 
	y de los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, con respecto a la 
	prohibición del uso de criterios raciales y el uso excesivo de la fuerza, de 
	conformidad con los principios de igualdad y no discriminación.
	 
	La CIDH también destaca la importancia para el país de fortalecer la 
	independencia y autonomía de los operadores del sistema de justicia y de los 
	organismos de control involucrados en la investigación de las actividades de 
	la policía civil y militar. Finalmente, la CIDH hace un fuerte llamado a 
	Brasil a ratificar la Convención Interamericana contra el Racismo, la 
	Discriminación Racial y Formas Conexas de Intolerancia.
La CIDH es un órgano principal y autónomo de la Organización de los Estados Americanos (OEA), cuyo mandato surge de la Carta de la OEA y de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. La Comisión Interamericana tiene el mandato de promover la observancia y la defensa de los derechos humanos en la región y actúa como órgano consultivo de la OEA en la materia. La CIDH está integrada por siete miembros independientes que son elegidos por la Asamblea General de la OEA a título personal, y no representan sus países de origen o residencia.
No. 187/20